Como ya habrán notado, si es que se fijaron, estamos en Semana Santa, y ya comenzaron a bombardearnos con lo que van a hacer y dar en la semana. Bueno, les voy a relatar una historia que un amigo mío, el cual quiso quedar anónimo, me contó sobre los ritos ceremoniales de la Secta Bellaquil Boricua.Esta organización ultrasecreta, cuya mayoría se compone de universitarios, es muy parecida a los anabaptistas del siglo XVI. Hacen sus reuniones en grupos de tres o más normalmente; pero en algunas ocasiones se juntan en camadas de más de 20 para celebrar esta semana o en megaeventos como las Justas. Pues Anónimo se fue con ellos en el 2009 a ver como ellos celebran sus ritos y todo eso.
La travesía comienza en la espera de una lancha provista por el Cap. Morgan, llamada el Cutty Sark, para movilizarnos a la Tierra Prometida: Culebra, Puerto Rico. Al arribar a la playa vio que el comité de bienvenida tenía jarras de Bailey's y miel para todos. El líder les dice que se ubiquen en las cabañas de oración para comenzar con el rezo sobrio. ¿Qué era eso? Cada cabaña comenzaba un rezo a su deidad designada para que bendiciera el rito que iba a pasar por la noche. A Anónimo le tocó a San Juanito, cuyos adoradores tenían que caminar mientras imploraban por el etileno que iban a consumir.
Tras cinco horas de fiebre ferviente, llaman a todos los bellaquiles al círculo ceremonial a comenzar la ceremonia de limpieza. El círculo ceremonial era un cerco alrededor de un palo viejo, el cual tenía un fondo de cristal y dos estatuillas/fuentes arreguindás. Una era de un querubín de esos gorditos y cachetones mientras que el otro era de un diablito bebé. Al principio no tenía importancia... Anónimo se quedó igual porque iba de invitado y no como miembro.
El ritual comienza con la promulgación y baile de los cánticos regionales, los cuales los nativos llaman reggaetón (pronunciado re-gue-toun). Las personas candiatas, cuales tenían medallas doradas puestas sobre sus pechos, se paran frente a una de las dos estatuas dependiendo de las acciones que hayan cometido desde hace un año atrás. Aquellos que fueron fieles a la palabra de San Arcángel la Maravilla se quedaban pegaos al angelito, los que no tenían que estar con el diablillo.
Los retumbres clásicos de la Combi Completa hicieron estremecer el palo con los engendros supernaturales de tal forma que empezaron a orinar ron: los que se paran frente al angelito reciben meao destilao, que era en realidad ron blanco, y los del diablito bebían pitorro. Como no se podían pasar cámaras a dicho lugar, Anónimo se las ingenió en mostrarme, mediante un garabato, lo que sucedía.
Mientras bailaban y bebian de los elixires fálicos los líderes preparaban la segunda fase: purificación de los pecaminosos. Cuando terminaba el bailoteo, un hombre bañado en el líquido transparente se llevaba a una o más endiablás, dependiento de la razón de hombres y mujeres, a las casetas para sacarles el demonio que tienen dentro. Y viceversa, porsiaca.
Ya terminada la ceremonia por completo la iglesia bellaquil les ofrece a sus feligreces un desayuno para ganar energías: huevotillo con brown hash y honguitos, longaniza en fricasé (hecha con cerveza de barril), pan mojado en chichaito y cuero tostado; todo eso bajado con jugo Tang de limoncillo.
Así daba por terminada otra reunión bi-anual. Era sábado por la tarde y los jóvenes ya satisfechos con la comía que se dieron, esperaban las lanchas...
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¿Qué yo pienso de todo esto? Hagan lo que quieran, pero con moderación. Tenemos que ver que en la sociedad de hoy ya no se le dá importancia a lo que tradicionalmente es religioso y más al jangueo desmedido. Conmigo no hay problema que beban y jodan, pero que se cuiden y no se vayan al extremo de intoxicarse ni meterse tampones llenos de vodka por la cridka. También, si te gusta seguir la Biblia, sea como libro de ética o de ciencia ficción, bien por ti. Hay que empezar a convivir en un mundo donde las ideas de como celebrar esta semana son tan diversas que cada una parecen religiones de por sí. Gente, hagan lo que sea en esta semana pero sin pasarse de la raya, ¿OK?
