En mi acuartelamiento hermitáñico de tres semanas. Son muchos los pensamientos de situaciones realistas que tengo rondando en la mente, pero la mayoría aparecen con el ajetro universitario. Por el momento, estoy junto a mi compañera eterna, la computadora, por tarde, noche, y madrugada; ya que el día se hizo para dormir.
Cuando me plazca levantarme, voy al restroom y me doy un baño, ya que el cuerpo lo pedía desde una cantida de días. Tras secarme y sentir fresco, me siento en mi trono de plástico, activo los motores y emprendo mi viaje cibernético.
Mis enfoques presentes son ver que cosas nuevas me encontraré: una película que nunca iré a ver, información que nunca usaré para comenzar una conversación, data inútil de por sí, pero algún uso tenga. Solamente vengo a merodear y ponerme a funcionar al no tener nada.
Mi cerebro comunica que nutrientes necesita. No es hasta la noche, exactamente 7 horas de la cama sacarme, que como panas y chuletas a sceas.
Se acerca la noche y me pongo a buscar entre páginas y tabs, damas al natural sin agentes masculinos o de plástico en los alrededores. Siempre tengo mi filosofía de apreciacion, y con las mujeres anatomía es la función. Obras que encuentro las pongo en mi page a ver si tal vez consigo adeptos, y me dan unfollow estaré OK, ya que yo trabajo para una persona: mi mismo.
Pegado por 17 horas a una pantalla, con mi barba frondosa y desaliñada, en mi ropa interior, mis audífonos setentosos escuchando radio, y el abanico industrial a to jender, me quedo siempre pensando, el eterno encuevao...
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